jueves, 7 de febrero de 2013




    Todo ser humano vamos en busca de la felicidad, para vivir en paz, vivir en armonía, para transmitir a  los que nos rodea lo positivo de nuestra personalidad, sentimientos e ideas.
Los docentes como transmisores de conocimientos, aptitudes, actitudes a nuestros niños, somos las personas que en cierta forma debemos estar preparados ante diferentes situaciones que se nos presentan en el aula y poder salir favorable ante todo y todos.
Una de las misiones más importantes que debe tener el docente es recuperar y reafirmar los valores básicos, los cuales se han ido perdiendo en nuestra sociedad y que ha permitido un ambiente hostil en nuestros hogares, escuela y sociedad como consecuencia el aumento de criminalidad, robo y una desintegración en la familia.
La falta de valores tiñen de rojo los diarios del mundo entero, involucrando a niños, mujeres y ancianos que son los más vulnerables a este flagelo, por ello los docentes desde nuestras aulas debemos tomar riendas en el asunto.
Desde el hogar los padres estamos en la obligación de enseñar, guiar, proteger, orientar a nuestros hijos para que sean respetuosos, amables, sinceros, no cometan actos ilegales, ni que vayan en contra de los principios morales, éticos y religiosos que forman parte de toda familia.
Sin embargo, cuando salen  del hogar  se encuentran con un mundo lleno de antivalores, por ello la escuela es un  ente transmisor de  valores  que permitan formar individuos actos, con fortalezas   para que integren  la  sociedad
Cómo docentes debemos ser ejemplos  y transmitir  a nuestros alumnos los siguientes valores:
  • El amor a Dios, nuestros padres y semejantes
  • A respetar a los que nos rodean
  • A ser solidarios
  • A ser amables.
  • Utilizar las normas de cortesía en todo momento y lugar
  • Responsables en las actividades escolares y el hogar
  • Conocer lo que se puede y no se puede ni debe hacer
  • A tener sentido común
  • No decir mentiras
  • A tratar a los demás como quieres ser tratado
  • A respetar lo ajeno
  • Contribuir en el trabajo del hogar y escuela.
  • A cuidar el ambiente que nos rodea.
  • A cuidar los niños más pequeños y ancianos
  • A ser honrados y honestos
  • A respetar y cuidar  la vida
  • A cuidar su cuerpo, ser limpios y aseados
Si desde pequeños se fortalecen el amor a Dios y  los  valores, seguro que tendremos adolescentes y adultos  más felices, con actitudes y aptitudes  diferentes en el hogar, escuela y sociedad.